lunes, 11 de mayo de 2020

La crónica endeudada



Tropa, no mentiré. En primer año, cuando entré al aula, pensé que hallaría gente que me hablara de Jorge Luis Borges y de cine lituano, gente con más espejuelos que alma. Sin embargo, encontré un calidoscopio: cientos de formas en que se refracta la luz. Ahora que el cronometro cae en cero y como Claudia afirmó que a mí se me entiende más claro cuando escribo que cuando hablo, redacto esta crónica que es una deuda y una confesión. 



Adelaida, no sé si te acuerdas pero en una clase dijiste que sabías que tus novelones eran malos, pero que tú los consumías para despejar y es verdad, al final, todos necesitan maneras para salirse de este mundo. Por ello después yo sonreía cada vez que hablabas de Enamorándose de Ramón o alguna por el estilo. En Cien Años de Soledad, García Márquez cuenta la historia de una mujer que su risa espantaba a las palomas. ¿Tú y ella serán hermanas de risa?  ¿Por eso nunca vi una paloma por los alrededores del aula?

Aurora, en Historia de la filosofía estudiamos que la mayéutica consiste en el arte de parir ideas. En los seminarios cuando exponíamos detrás de ti es cuando descubríamos que el conocimiento en verdad estaba dentro de nosotros. Nunca averigüé de dónde sacabas tanto libros y documentos raros, pero el día que lo haga, atranca bien el lugar porque me apareceré allí con un maletín para robarme unos cuantos de ellos.  



Dennis, hermano, estoy loco por verte lamer una paletica para decirte “mira que te gusta dar lengua por cinco pesos”, sin embargo tenías razón primero va la metalingüística y luego la metatrancosa. Es de pinga, y uso pinga porque es la palabra más fuerte que se me ocurre, como seguiste con la carrera, aunque tuvieras una niña y para mantenerla te levantabas los domingos en la madrugada para ir a cargar sacos en la feria.  
Náthaly solo deseo que encuentres la llave y el nirvana.

Claudia, cariño, el número de tu teléfono fijo es el sexto que me aprendo de memoria en mi vida. Lo juro. Cuando noto lo rápido que has emigrado hacia la plataforma digital, me concibo como un australopiteco que enciende una fogata al chocar dos piedras. Nietzsche planteó la teoría del eterno retorno y tú que naciste en Santiago, luego viniste para Matanzas y ahora te marchas para La Habana entenderás que siempre se vuelve a los sitios donde se fue feliz, porque irse por completo es como arrancarse un pedazo de vida de un tirón.

Jessica, recuerdo que en la entrevista de las pruebas de actitud estabas preocupada porque iban a preguntar qué le gustaba leer a cada cuál, pero enseguida te decidiste por La muñeca negra, porque trataba sobre el racismo. Tú eres nuestra muñeca negra. Gracias a ti comprendí mucho sobre la cultura africana y sé que en los calderos de tu casa siempre habrá un espacio para el que nos desee mal. Por cierto aún me debes un toque.

Arango y Parreño, leí hace poco que los chinos tienen la costumbre de llamar a la gente como si fueran familia ¿Tú no tendrás ascendencia china por alguna parte, porque con tantos primos y tíos tuyos en la universidad uno se pierde? Me costó mucho adaptarme a tu manía del ombligo, pero, sencillamente, todos tenemos nuestras manías. Enséñame algún día la técnica para tomar cerveza gratis en las discotecas y gracias por la naranja.

Dayán tú tienes propiedades volátiles y yo explosivas; por desgracia, descubrimos eso un poco tarde. Alina, me contaste que te gustaba cantar por un trapo que había en tu casa que, cuando chiquita, al disfrazarte con él, te convertías en artista; nunca olvides a ese trapo ni a nosotros. Andy la densidad sí se mide por palabras y Annia un cambio de fronteras no es un trasplante de corazón, por donde quiera que estén los dos sean felices. Midiala constituye una lástima que nos vieras como una jauría, estoy seguro que tenías bastante que aportarnos ¡Amén!

Tropa, los días después que murió Fidel, atrincherado en mi casa, me di cuenta hasta qué grado la apatía se había apoderado de los jóvenes cubanos. Solo el lunes, en la escuela, cuando leí la crónica de Jessica y dibujamos pésames con tizas en el suelo del parque y nos fajamos con el profesor de inglés porque para él su clase era más importante que el respeto, comprendí que no estaba solo. Muchas gracias.    

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