La Estatua de La Libertad cansada que le tocaran las
tetas, un día recogió sus bronces y se fue
… Y Matanzas se muere
Llovió y llovió, y los ríos San Juan y Yumurí se
desbordaron y el agua subió por las calles y en las casas flotaban los
televisores y los radios soviéticos, y los postrados abandonaron las camas y las sillas de ruedas y
por un momento pensaron que volaban.
…y Matanzas se muere
Y la última hilera de casas, las más por encima del nivel
del mar, se derrumbó encima de sus vecinas y así, poco a poco y uno detrás de otro,
los edificios cayeron hasta llegar a la línea de la bahía; más que catástrofe
parecía una reverencia.
…y Matanzas se muere
Varadero cobró vida, se volvió un monstruo gigantesco
con brazos Meliá y piernas Paradisus. Tenía mucha hambre y avanzó en búsqueda de
alimento. Y se paró a las orillas del Canímar y de un manotazo arrancó la universidad
y se la zampó de un bocado; pero no se satisfizo y siguió, y en su estómago sin
fondo cayó la Dirección Provincial de Cultura y escuelas primarias y secundarias
y empresas y restaurantes. Hasta que no quedó nada más que devorar.
…y Matanzas se muere
Todo empezó por un error. Alguien pensó que el trapo
rojo amarrado en la ceiba del Parque de la Rueda estaba dedicado a él y por
ello preparó el caldero para el vecino que le tenía ojeriza y este, también se
equivocó y le hizo lo mismo al primo con el cual disputaba la casa de la
fallecida abuela; y así todos se maldijeron y el ashé se fue.
…Y Matanzas se muere
Los totíes del Parque de la Libertad, cansados de los
que les tiraban piedras, llamaron a sus primos, sobrinos, hermanos y el cielo
se oscureció por tantas alas negras. Cuando cayeron los primeros excrementos la
gente pensó que nevaba. Pasaron los días y la ciudad se ahogó en mierda.
… Y Matanzas se muere
Los poetas muertos abandonaron sus tumbas. Recorrían
la ciudad y le recitaban sus poemas a los transeúntes distraídos. Aquellos que
se tropezaron con Milanés, se tiraban al suelo donde estuvieran y se quedaban
ahí, delirantes, gritaban los nombres de sus primeros amores; los que
escucharon a Byrne se inmolaron con la primera bandera que encontraron; los que
tropezaron con Plácido se quitaban el cinto y con él se flagelaban con fuertes
golpes en la espalda.
… Y Matanzas se muere
Tanto alcohol se bebió aquella noche que no quedó una
botella sin destapar. Había filas kilométricas en los sitios oscuros para poder
vomitar con pudor. Los peatones tropezaban los unos con los otros porque no pudieron
sincronizar sus zigzags. Los automóviles chocaron contra los postes de luz,
contra las fachadas de las casas, mientras los choferes aún dormían encima de
los timones.
…Y Matanzas se muere
La mujer dormida con sus senos de turgente monte abre
los ojos, se incorpora y observa todo desde la altura. Decepcionado vuelve a su
siesta
…Y Matanzas duerme hasta la próxima muerte
Basado en el libro “Sangra por la herida” de
Mirta Yañez